Historias de Tim y Johnny

Hegel dijo que todo acontecimiento y personaje histórico ocurre dos veces. Luego Karl Marx añadió que la primera vez lo hace como tragedia y la segunda como farsa. Esta famosísima frase se me vino inmediatamente a la cabeza cuando me pidieron que hiciese una comparativa entre dos iconos masculinos como Johnny Depp y Timothée Chalamet. Dedicaré las siguientes líneas a darle sentido a esta píldora de mi subconsciente.

Johnny Depp es un hijo del sureño estado de Kentucky y descendiente de una camarera y un ingeniero, en su familia no había actores ni artistas. Se hizo un hueco en el cine porque su cara aniñada gustaba a las mujeres de finales de los 80, no olvidemos que en esa época los hombres llevaban maquillaje. Se unió a los mejores directores que campaban por el Hollywood de los 90, e interpretó a Eduardo Manostijeras en la película homónima de Tim Burton y a Wade Walker en Cry Baby de John Waters. Su estilo oscilaba entre el grunge y el rockabilly, este último incorpora al rock un componenente folk que a Depp le venía muy bien por la ascendencia cherokee que siempre ha utilizado como distintivo. Se emparejó con dos de los iconos femeninos de la época, la actriz Winona Rider y más tarde la modelo Kate Moos, y es que si Johnnhy Depp hubiese sucumbido al efecto 2000 todo hubiese sido perfecto, pero como dijo el personaje de Paul Giamatti en Billions, la trampa era el tiempo.

En mi imaginario fan creo que el declive de Johnny Depp empezó interpretando a Willy Wonka, algo debió sentarle mal cuando mezcló a Anne Wintour, Michael Jackson y Howard Hughes.  Poco después empezó a disfrazarse de vaquero/mestizo/boho/pirata haciéndose reconocible por su sombrero fedora, sus gafas redondas con cristales de color, colgarejos varios en la cintura de los pantalones y un desafortunado uso del khol.

Según Wikipedia en 2003 y 2009 fue elegido como el hombre vivo más sexy del mundo por la revista estadounidense People, pero ya no era el chico mono de Kentucky sino una estrella de Holllywood a la que había que seguir rentabilizando. En los últimos años todo ha sido polémica en su vida, acusaciones de maltrato y alcoholismo incluidos, lo luctuoso en este caso es que Johnny Depp ya no es un icono de moda y aunque supongo que a él tampoco le importa a nosotros bien nos haría falta.

Hablemos ahora de la otra mitad de esta entrada, Timothée Chalamet es como cualquier ser humano, algo único, pero desde la perspectiva de la prensa – tanto cinematográfica como de moda – es el eterno retorno del chico mono que de repente sale en muchas películas y en todos los front row.
No podría ser una revelación porque todos sabíamos que iba a aparecer. Chalamet es millenial pero parece de la generación Z, se compromete con muchas causas sin analizarlas demasiado (véase el caso Woody Allen), se pone cualquier cosa que le den en Louis Vuitton y no ha podido asociarse a directores interesantes porque simplemente ya no los hay. A mí me gusta Greta Gerwing pero no es comparable a John Waters.


En cuanto a su influencia en la moda, su mayor hazaña estilística es el arnés que llevó a los globos de oro, y que ni a Michael B Jordan le quedaba peor. Chalamet es a Depp lo que la estibia al azúcar, un sucedáneo empalagoso, y esto lo escribo con conocimiento de causa al leer que sueña en francés. A su favor, hay que decir que Depp lo tuvo más fácil al triunfar en una década mucho menos puritana y aburrida.


He buscado en la red algunas fotos robadas de Timothée Chalamet, esas en las que se puede percibir mejor ese ente divino que es el estilo, y he encontrado piezas de su vestuario que me encantan. Jersey de lana con dibujos, camisa con print de mariposas, jersey negro de cuello vuelto … Pero todas carecen de sentido porque de alguna manera no le pertenecen, es incapaz de aportarles contexto y faltan los infinitos detalles que diferencian la realidad de la patraña. No creo que Timothée Chalamet sea un icono de moda. Tampoco creo que a él le importe, y es que rechazar tal título iría en sintonía con sus otras oquedades.